Había una vez...

Algunos días atrás en el transcurso de  la semana pasada, por casualidad me encontré con un tuit  que decía más o menos así: "Imposible encontrar un café decente en Progreso".  Por un momento pensé en sugerir el café del malecón, pero recordé  que  el café de ahí sabe a calcetines dicho lugar ha pasado a mejor vida; intenté pensar en algún otro lugar y lo único que pasó por mi cabeza fue la horrible sensación de saber que la Ciudad y Puerto de Progreso, puerta de entrada al mundo maya, residencia de cincuenta y tantos mil ciudadanos, cuna de grandes lideres y de uno que otro actor porno, se ha quedado únicamente con un café. Y sí ya se que hay dos o tres  lugares en las distintas colonias donde puedes comprar un cafecito, pero si hablamos del concepto café restaurante como tal, lamento decirles jóvenes ilustres que el "Cordobés" es nuestra única triste opción.

Ipsofacto, empezó a girar en mi mente el nombre de algunos negocios que lamentablemente han tenido que abandonar el lindo y hermoso Puerto Progreso, el caso que mas recuerdo es aquel restaurante que llevaba por nombre "La Ferretería", el cual, según la memoria gráfica, nunca existió, y sí alguien tiene alguna prueba fehaciente de que dicho negocio estuvo a un costado de donde hoy encontramos un Banamex, agradecería ampliamente que me la hiciera llegar; Otros negocios que igual tuvieron la dicha (o la desdicha) de instalarse en el puerto son (o fueron): Burger King, Messinas, Mikes, Cines Hollywood, Frappe (el de “San Juanistas), Winnie Pooh, Las Mil Tortas, Le Petit París, Pizzanti, Taco Leo, el ya mencionado Café La Habana y sí me apuran hasta la misma Plaza del Mar, que sigue abierta al público pero sin ser ni la sombra de lo que los dueños pensaron hace 9 o 10 años.  Obviamente a lo largo de los años igual existieron mil y un negocios progreseños, los cuales aparecieron y desaparecieron  sin dejar huella, pero estos que menciono son negocios que llevan una historia en la capital, y los cuales me gustaría creer tienen cierta planeación y organización, y que aun así fracasaron en su aventura progreseña.

Lo verdaderamente preocupante de esto queridos amigos, es que los dueños de todos esos negocios que han fracasado, pertenecen a una misma comunidad, una comunidad que crece a sus hijos llamándose primos y ayuda a crecer empresarialmente a aquel al que su papá le señalo como su primo, una comunidad que en su próxima reunión informal comentaran "¿Negocio en Progreso? NI LOCO PRIMO, ve a Chicxulub o a Chelem en las vacaciones y no te quedes ni un segundo extra, eso es un pueblo fantasma". Y ustedes dirán — ¿y eso que chingaos tiene de preocupante we?, ¿Quien chingaos los necesita? en cualquier momento me subo a mi auto we, 70 varos de gas we, 20 minutos y estoy Mérida, al fin que ahí hay mas tiendas, mas productos,  mas "nalga(o)s" y sobre todo MENOS PROGRESEÑOS, a lo que yo cortésmente les responderé —Esto, mis queridos saltamontes, significa que todos los negocios que mencioné y algunos mas, no regresaran al puerto en por lo menos 5 años, en el mejor de los casos, y lo preocupante de esto es que mi hija ya tendrá edad suficiente para sacarse fotos "privadas" en su cuarto y/o baño, antes de que yo pueda comprar a 5 minutos de mi hogar  una Extreme (r) a lo grande, entrar a una sala 3D a gustar un estreno mundial o disfrutar  la noche en un snack bar de un alegremente ambientado malecón.

Al final no se quien es el que pierde mas ¿Sera el municipio que dejara de recaudar los impuestos de esos negocios? ¿Será la casta divina progreseña, que nunca encontraran algo de calidad en el puerto?, ¿Será  la clase media, que ahora tendrá que tomar  2 camiones para llegar a Altabrisa y darle una buena olida a los productos de las mas exclusivas tiendas? ¿O seremos nosotros los pobres que tendremos que seguir consumiendo los mismos productos de los mismos negocios por los siglos de los siglos?

Después de tanto pensar, creo que mi respuesta a aquel tuit de la semana pasada sería: “Y no sólo un café compa, que hay de una pasta, o de unos tacos, o de un bar o de unos snacks, o de un sushi, o de una arracherra, o de una ilusión”.

Paul Recio

 Sígueme en Twitter: @Paul_Recio 

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