El Cordobés, una cafetería y restaurante que invita a estar.

El hecho de ser habitados por una nostalgia incomprensible sería, al fin y al cabo, el indicio de que hay un más allá. Eugene Nolesco

Estuve en el café y restaurante “El Cordobés” y les quiero contar un poco del sentimiento que me causo estar sentada afuera mientras tomaba un té helado. Comenzaré con describir un poco el lugar, sentada en una mesa de plástico con un mantel de cuadros verdes, sobre la mesa un salero y unas flores que hacen más agradable la estancia, una silla de madera que te da la seguridad que no vas a caerte en algún momento, cerca una mesa con esos señores que desde hace años que van tomar café y platicar de la vida, política y seguramente verán alguna que otra chica de buen ver.

Desde aquí puedo ver el palacio municipal, el parque de la independencia, a los niños que salen de la escuela , pasar coches y gente, una vista maravillosa. La ubicación es la mejor que puede tener un café, la lona verde que tiene hace que no sufras tanto el calor. Es una pena las condiciones en la que esta, porque veo paredes que ya se están descascarando, mesas de plástico donde deberían ser de madera, unas lámparas que dejan mucho que desear, estoy segura que el café tiene un potencial muy alto, si se invirtiera un poco. A pesar de todo se respira una tranquilidad increíble e invita a escribir disfrutando de una taza de café o té.

El mesero desde que llegue fue muy amable, se dedicó a platicar conmigo, servicial y sonriente, mucho más que cualquier otro café. Quiero resaltar que a pesar de todo, es un buen lugar para ir a comer y disfrutar de un café, platicar un rato, relajarte viendo como pasa todo, ya que tiene una vista privilegiada, podrán abrir mil cafés en Progreso, pero creo que los que saben y aprecian lo poco o mucho que te puede ofrecer “El Cordobés” van a regresar.

Estoy dispuesta a regresar cada que pueda a tomar un rico té helado y pensar, escribir, leer o tal vez en algún futuro me siente con esos viejos a conversar de lo que le hace falta al puerto y sus habitantes. Progreso tiene ese potencial de la nostalgia terrible, lo único que le hace a personas, es querer visitar lo representativo y sentir por una vez, lo que otro por años han visitado o visto.

Recuerdos del Cordobés:

Algo que recuerdo mucho es cuando fui a encontrarme con el amor y donde me regalaron los primeros chocolates con flores de mi vida, fueron dos horas de plática, de sonrisas, coqueteo y de esos amores que uno añora ahora.

Nota: Voy a regresar por que la señora que es encargada me va a dar un libro que tiene la historia completa del Café.

¿Y ustedes ya lo visitaron?

Tuiter: @Karyciruela

Karina (Limón)

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