29 mayo, 2013

El hombre, sus días y su tiempo.



Citando a Marcel Proust decía "cuando uno extraña un lugar, lo que realmente extraña es la época que corresponde a ese lugar; que no se extrañan los sitios, sino los tiempos".


                Siempre he me ha gustado escuchar a las personas mayores, de ellas se aprende más que en un libro, el libro tal vez sirva para las fechas exactas de los acontecimientos, pero lo verdadero rico son los cuentos y leyendas de esas personas que vivieron en épocas pasadas, que gozaron de ciertas cosas que ya son leyendas urbanas en el lugar donde vives, en este caso Progreso. Escuchando atentamente alguna vez a mi abuelo, me contó sobre la época de Porfirio Díaz; él un chico de 5 años vivió lo último y fin de una revolución, pero contaba insistentemente los castigos de aquel siglo XX con un orgullo, que te daba esas herramientas para imaginar la escena en donde un ladrón que robaba su castigo era que le quemaran las manos, en aquel entonces pensaba que eso era justicia y que en estos días sería lo ideal. Extraño a mis abuelos más que la casa.  Pasa lo mismo con aquellas personas que recuerdan lo que alguna vez fue Progreso, con sus tres cines, con los comercios que estaban cerca, la comida buena, el mercado municipal, el malecón, la iglesia. Están tan vivos esos recuerdos que cuando la gente los cuenta cierra los ojos y hasta te puede decir el olor de aquella comida que almorzó hace 30 años. Notas esos suspiros y ojos brillantes de la nostalgia que les produce aquellos tiempos en el puerto, esos amigos que ya se adelantaron que fueron cómplices de tantas aventuras. Alguna vez dije que lo único que cambia en mi ciudad es la muerte, porque con ella se lleva anécdotas jamás contadas, experiencias de vida y conocimiento que ya jamás escucharemos, es triste en cierto modo los tiempos que se van y que el lugar siga, pero mutilado por partes, así es como veo al Progreso de ahora. Un poco manco, con una pata de palo, con la vista cansada y con heridas en la piel, no hay un progreso en Progreso, no veo que pasemos de ciudad pueblo grande a ciudad que puede ofrecernos crecimiento, veo gente que aún está viva que puede darnos conocimientos del pasado, pero no un futuro cierto, nuestro futuro está en una balanza que la juegan unos cuantos y que esos cuantos no saben jugar. Extraño aquellos tiempos donde todo lo miraba con los ojos infantiles, extraño el Progreso de mi época.

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5 comentarios:

  1. Se extrañan esos tiempos donde nuestra ignorancia abrazada por nuestra inocencia no nos permitía pensar que las cosas no siempre van a ser como las conocíamos en ese entonces ...

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  2. Exacto, creemos que todo siempre sera igual . Gracias por comentar.

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  3. Muchas gracias :) me da gusto que les haya gustado.

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  4. Muchas gracias :) me da gusto que les haya gustado.

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