29 mayo, 2013

Pueblo chico...

Todos sabemos lo que le pasó a Cindi, ahora ex reina de la Marina .  Suceso que ha dado de qué hablar puedo asegurar,  en cada casa de este bello y comunicativo Puerto, y el cual, me ha hecho pensar en infinidad de cosas.  Muchas de ellas han sido burlas, reconozco que me he unido al común de comentarios jocosos en redes sociales; privilegio que otorga no estar en sus zapatos; pero por otro parte, mi lado de “profesional” me hace pensar en las implicaciones psicológicas que este evento tiene y tendrá en la vida de esta pobre (?) jovencita.  ¿Alguien se ha preguntado cómo está o en qué está pensando?

Como decía, la situación que ya bien conocemos, le ha arruinado el presente y futuro a esta mujer, atentando principalmente a su salud mental, su futuro laboral, sentimental y social.  Porque,  aunque la memoria en redes sociales es efímera, es decir, luego de unos días se hablara de otra cosa, en internet todo queda grabado para siempre.

Hay muchas cosas que me asustan a raíz de este evento.  No voy a hablar de la reactiva doble moral que le quito la corona (que sí me asusta pero no me interesa ahondar por ahora) más bien me quiero referir al impacto que me produce la facilidad con la que la gente le cuelga la palabra “puta” a las mujeres, esto no tiene una implicación feminista para nada, pero… ¿hasta cuándo se va a aceptar que las mujeres también usan su sexualidad?  Muchas de las opiniones que se han generado al  respecto están dirigidas a cuestionar la moralidad de una joven que muestra su cuerpo desnudo. Déjenme decirles que  la desnudez nos muestra vulnerables, no inmorales.     Muchas otras dirigidas a cuestionar la calidad de la educación que ha recibido de sus padres, como si no se supiera  que los hijos tenemos decisión propia y derechos,  siendo uno de ellos el que tenemos sobre nuestro propio cuerpo.  Algunas más a dirigir el dedo castigador para decir, ella es la culpable.  Y sí, lo es, pero quizá nunca fue consciente de lo vulnerable que se volvía al poner su intimidad en manos de “alguien”.
Y otras, como la que intento manifestar a través de estas palabras, en la que veo simplemente a una adolescente jugando los juegos sexuales propios del mundo posmoderno.  Tiempos en donde que hasta la caja del cereal traiga una cámara, produce que la mente ociosa busque qué hacer con los recursos que se le presentan, tal como fotografiar cosas sin sentido (Instagram es prueba de ello), fotos de comida, gatos, naturaleza, paredes escritas, cuanta cosa se pueda  y por qué no, cuerpos desnudos o cuerpos desnudos y cogiendo.


No es la primera vez que se conocen casos como estos, en la farándula hay muchos e incluso en el mismo Progreso, pero ¿aprenderán las chavitas de lo que le pasó a Cindi? No lo creo. Por inocencia, por hacerle un regalo de amor a su pareja, por sentirse cómodas con su cuerpo, por dinero, o por lo que sea,  la realidad es que si lo hacemos es porque, uno,  muchas están ahora engolosinadas explorando una sexualidad que siempre hemos tenido, pero que con la “apertura” de la sociedad, parece que nos acaban de regalar el privilegio de gozarla; y dos, porque nos gusta sentirnos deseadas, ¿a poco no es un buen piropo saber cuántas chaquetitas te dedica tu novio viendo tus fotos antes de dormir?

Ay Progreso, eres puro caos, destrucción y cumbia.



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4 comentarios:

  1. Me encanto "el a poco no es un buen piropo" jijiji muy buen articulo Margot Saludos

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  2. Love it!!!! Inteligente, sexual y liberal! Ya estoy esperando tu siguiente opinión margot. No te tardes!!

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    1. Gracias por leer MaryTere, ya andamos en eso. Saludos.

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  3. jajaja muy bien margot!!! es la verdad lo que dicen en el ultimo párrafo esa niña esta muy huapa y debería de sentirse orgullosa de su cuerpo oooobbbvvviiiooo no están acostumbrados a esas cosas aquí en progreso seguire leyendo esta madre que la verdad ya me gusto felicidades a todos!

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